jueves, 8 de enero de 2009

Capitulo 2





Capitulo 2
“¿El comienzo de mi pesadilla?”.
Había llegado la hora de enfrentar mis miedos. Un cartel en una esquina que decía “Franklin” me dijo que faltaba una cuadra para llegar al “comienzo de mi pesadilla”.
Listo, llegamos. Un edificio hermoso, grande y lleno de juventud estaba enfrente mío, me despedí de mi mamá y bajé del auto.
Me di vuelta para decirle a mi mamá que tenía miedo pero el auto había desaparecido ya de la calle.
Y ahí enfrente estaba todo lo que había temido durante mis vacaciones -Está de mi admitir que en mis pensamientos se veía mucho peor-,
Bien, entre e inmediatamente busqué mi casillero, número 176 del pasillo 3, clave: 441.
Llegué a mi casillero, puse mi clave y parecía no entrar. Las cosas estaban saliendo mal desde el primer día.
De repente sentí que alguien me toco el hombro, me di vuelta y me quede perpleja. Sus ojos eran verdes como el agua de un lago, y tenían tanto brillo. Su cabello oscuro y desprolijo. Su apariencia de rebelde y tranquilo a la vez.
¿Pero que estaba haciendo?!, de tanto observarlo seguro ya había pasado un tiempo, y yo estaba sin responder.
-¿Estás bien?- me dijo con una voz suave.
- S...s..sí, gracias- le respondí idiotizada y cautivada por su belleza. – Disculpa, ¿necesitabas algo?..- le dije cuando por fin pude reaccionar.
- Si, perdón. Lo que pasa es que ese casillero que intentas abrir es el mío- me dijo.
- Debe haber un error- respondí. –A mi me dijeron que el 176 del pasillo 3 era mío- le dije con mucha seguridad.
- - ¡Ah, con razón!- respondió riendo.- Este es el 175, jajá.- siguió.
Me quede muda, Un calor empezó a subir por todo mi cuerpo, hasta que ruborizó mi cara. ¡Que idiota que fui!, estaba en su casillero, que vergüenza.
- Discúlpame- le dije un poco con timidez. –Creí que era el 176 respondí.
- No, no- me dijo tranquilizándome, -Todos nos podemos equivocar ¿no?, por algo somos humanos y no perfectos- me dijo.
- Claro!, jajá- respondí irónicamente, aunque con muchas ganas de decirle “pero mira, te estás equivocando, nos ves que vos sí sos perfecto.“ Pero obviamente no podía decirle eso, quedaría como una necesitada total.
- - Bueno, ahora que somos vecinos de casilleros, por lo menos podrías decirme tu nombre- me dijo chistosamente.
-Julieta- respondí sin pensarlo.
-¿Cómo?- me dijo.
- Que me llamo Julieta- le respondí.
- Que bonito nombre que tenés shuliet- dijo con voz burlona.
- Jajá- le respondí con ironía. -¿Y vos?- pregunte con curiosidad.
- - ¡No!, jajá, yo no me llamo Julieta- digo muy seguro y riendo.
- Jajá, no tonto, como te llamas tú digo-
- ¡Ah!, jajá, perdón.- dijo con vergüenza.-Me llamo…

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